10.12.10

Bienvenida otra vez -musitó, tomándome en brazos- Has dormido profundamente, no me he perdido nada -sus ojos centellearon- empezaste a hablar en sueños muy pronto.

- ¿Qué oíste? -Los ojos dorados se suavizaron.

- Dijiste que me querías.

- Eso ya lo sabías -le recordé, hundí mi cabeza sobre su hombro.

- Da lo mismo, es agradable oírlo.

Oculté la cara contra su hombro.

- Te quiero -susurré.

- Ahora tú eres mi vida -se limitó a contestar.

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